Paris Saint-Germain derrotó por 2 a 1 al Atalanta y accedió a las Semifinales de la Champions League. Marquinhos y Chupo-Moting marcaron para los franceses, mientras que Mario Pasalic había puesto en ventaja transitoria a los de Bérgamo.
A diferencia de lo que se cree, el futbol si tiene lógica. Porque, al final, generalmente los que hacen las cosas bien tienen su premio; lo que no tiene lógica son los partidos, individualmente.
Por ejemplo, este Atalanta-PSG se terminó ajustando a una cierta lógica, que el que más tiene, tiene más posibilidades de ganar.
Mientras desde un banco saltaban Muriel o Palomino, del otro estaban Mbappe, Paredes o Draxler, que serían sin dudas titulares en el Atalanta. De esa manera, siempre sería lógico que el PSG fuera el ganador de la llave. Pero el partido no fue lógico, el azar metió la pata y terminó jugando para los franceses, que tuvieron un pobrísimo encuentro, atado únicamente a lo que podía hacer Neymar primero y Mbappe después, muy poco para un equipo con una billetera tan (¿la más?) abultada.
El Atalanta llegó con un sueño y lo sostuvo hasta donde pudo, el minuto 90, cuando las piernas no le respondían y desde el juego había quemado sus cartuchos.
Sin Di María y Verrati en el banco y Mbappe en el 11 inicial, el PSG tuvo un muy flojo primer tiempo, con un Icardi perdido jugando por un costado y un Neymar que hacia acordar a ciertos momentos de Messi en la Selección, jugando en soledad y frustrado, y encima fallando chances clarísimas. El ex-Barcelona tuvo 3 mano a mano y en las 3 definió muy mal.
El Atalanta siempre se apegó a su plan. Presión alta e individual en todo el campo, especialmente con Neymar y atacando en bloque, con los laterales bien arriba.
Uno de ellos aviso primero, Hateboer, pero Navas tuvo una gran tapada y evitó el 1-0.
Gol que terminó llegando de la mano (o pie) de Pasalic, tras una buena jugada colectiva.
La cenicienta ganaba y era justo. El Paris no encontraba el partido y nunca lo iba a encontrar. Solo se le apareció.
En la segunda parte, Atalanta se fue quedando sin resto, se fue refugiando cada vez más en su campo, dejándole la pelota a un Paris que no tenía idea de qué hacer con ella.
Hasta que Tuchel movió el banco. Adentro Mbappe y Paredes, y en la primera conexión entre ellos, el ex-Mónaco casi marca el empate. Con más criterio en la tenencia, el PSG empezó a mover el árbol hasta que algo le cayó, casi que de casualidad.
Así, en la última jugada, un centro, una pifia de Neymar y Marquinhos puso el empate. De la nada. Solo por jerarquía.
Tal vez era justo, porque los italianos se habían quedado. pero no sería justo lo que paso segundos más tarde.
Otra jugada sucia, Mbappe desbordó, tocó para el medio y Choupo-Moting empujó para poner el 2-1, ahora sí, en la última jugada del partido.
Al Atalanta no le quedaban fuerzas para ir a buscar en ese último minuto y vio como las semifinales se le escapaban como arena entre las manos.
Fue final, casi milagrosa clasificación del Paris Saint-Germain que, por jerarquía y billetera, se metió entre los 4 mejores de Europa y dejó sin nada al Atalanta, que tuvo una temporada fantástica pero que se quedó sin nafta con la bandera a cuadros a la vista. El poderoso le ganó al débil.
Porque el futbol tiene lógica, pero no significa que sea justo.