La caravana de los campeones del mundo en Qatar 2022 es acompañada por la movilización más grande de la historia de la República Argentina. La cantidad de gente en las calles de la ciudad de Buenos Aires equivale a casi toda la población de Uruguay.
Cinco millones de personas configuraron este martes una gigantesca marea albiceleste y salieron a las calles para saludar a la selección argentina campeona del mundo, en una imponente demostración de agradecimiento que será recodada por décadas en el país.
La Policía de la Ciudad de Buenos Aires informó a Télam que son cinco millones las personas que se movilizaron este martes en distintos puntos, como el Obelisco porteño, la avenida 9 de Julio, la autopista 25 de Mayo, Ricchieri y la zona de Ezeiza, desde salieron los jugadores en caravana.
La concentración ya era masiva en el Obelisco en las primeras horas de la mañana y en el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), en Ezeiza, donde una multitud hizo vigilia y recibió a la ‘Scaloneta’ tras su llegada al país en un avión de Aerolíneas Argentinas durante la madrugada.
Aunque inicialmente se esperaba que el micro con los jugadores llegara a saludar al Obelisco, ante la impresionante concentración de personas un tuit de cuenta oficial del seleccionado campeón informó que se modificaba el recorrido.
«Los futbolistas se acercarán a saludar a los hinchas desde la Autopista 25 de mayo y 9 de Julio, de acuerdo al circuito dispuesto por los organismos de seguridad (Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires)», indicaron en la red social.
Desde entonces, la multitud se desplazó desde el Obelisco a la autopista 25 de Mayo en su intersección con la Avenida 9 de Julio, donde bajo un sol abrazador comenzaron a caminar y entonar los cánticos de aliento a la Selección, con la ya mítica «Muchachos.. » que se repetía sin cesar.
Otros grupos de amigos y familias se desplazaban del Obelisco a la Plaza de Mayo a la espera de información sobre el recorrido definitivo del micro de la Selección, con expectativas de finalmente poder ver a los jugadores.
Frente a la Casa Rosada se instalaron cuatro pantallas para que la gente pueda seguir la fiesta de los campeones, y allí el sonido era de bombos y murgas en una fiesta popular que nadie quería dejar.