La Academia venció al Rojo por 1 a 0 con un gol de penal de Enzo Copetti en el descuento tras una falta inexistente.
Racing Club se quedó con el clásico de Avellaneda ante Independiente, al que le ganó como local por 1 a 0 con un gol en el séptimo minuto de descuento, en el marco de la novena fecha de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol.
El único gol del encuentro, jugado en el estadio Presidente Perón, el «Cilindro» de Racing, fue anotado por Enzo Copetti, de tiro penal, a los 52 minutos del segundo tiempo.
Con la victoria la Academia alcanzó a Estudiantes de La Plata en el segundo puesto de la zona 1, con 15 puntos; y el «Rojo» sigue tercero en la zona 2, con 13 unidades, igual que Boca y Talleres de Córdoba. Los cuatro primeros de cada grupo se clasificarán a la fase final del certamen.
El primer tiempo fue decididamente malo y la mayor responsabilidad para que ello sucediera fue de Racing: su planteo mezquino resultó inexplicable. No ya por su localía, una ventaja relativa en tiempos de pandemia y canchas vacías, sino por las ausencias múltiples con las que llegó Independiente al clásico.
Con once casos positivos en Covid-19, entre ellos su DT, Julio Falcioni (dirigió su ayudante de campo, Néstor Píccoli), y algunos titulares como el arquero Sebastián Sosa y los volantes Lucas Romero y Domingo Blanco, el «Rojo» fue, si se quiere, cauteloso con razón, o al menos con más razón que la Academia.
El DT local, Juan Antonio Pizzi, como hizo contra River y más allá de cinco o seis minutos iniciales en que presionó alto, eligió parar a su equipo cerca de su área, a veces con línea de seis, y apostar en el ataque a algún centro más o menos bien puesto para Copetti.
Venía, es verdad, de un duro golpe en el Cilindro, 2-4 ante Godoy Cruz, pero no eligió el mejor camino para recomponer la imagen aunque, también por coronavirus, le faltaran dos jugadores que hubiesen podido sumar: Ignacio Piatti y Darío Cvitanich.
Entre las ambiciones recortadas y la lluvia, la etapa inicial se fue entre errores y bostezos y hubo sólo una jugada clara de gol, a los 40 y para Independiente, cuando Silvio Romero avanzó con pelota dominada y dejó a Menéndez mano a mano con Arias. Pero Menéndez, apurado por Orban en la marca, definió desviado.
Racing tuvo su «veranito» alrededor de los 15 minutos del complemento con tres jugadas más o menos claras para abrir el marcador: en la primera Copetti no alcanzó a conectar un centro de Mena, en la segunda Álvarez sacó al córner un remate envenenado de Chancalay y en la última Copetti, otra vez, se anticipó al arquero en un centro y cabeceó apenas desviado.
Con once casos positivos en Covid-19, entre ellos su DT, Julio Falcioni (dirigió su ayudante de campo, Néstor Píccoli), y algunos titulares como el arquero Sebastián Sosa y los volantes Lucas Romero y Domingo Blanco, el «Rojo» fue, si se quiere, cauteloso con razón, o al menos con más razón que la Academia.
El DT local, Juan Antonio Pizzi, como hizo contra River y más allá de cinco o seis minutos iniciales en que presionó alto, eligió parar a su equipo cerca de su área, a veces con línea de seis, y apostar en el ataque a algún centro más o menos bien puesto para Copetti.
Venía, es verdad, de un duro golpe en el Cilindro, 2-4 ante Godoy Cruz, pero no eligió el mejor camino para recomponer la imagen aunque, también por coronavirus, le faltaran dos jugadores que hubiesen podido sumar: Ignacio Piatti y Darío Cvitanich.
Entre las ambiciones recortadas y la lluvia, la etapa inicial se fue entre errores y bostezos y hubo sólo una jugada clara de gol, a los 40 y para Independiente, cuando Silvio Romero avanzó con pelota dominada y dejó a Menéndez mano a mano con Arias. Pero Menéndez, apurado por Orban en la marca, definió desviado.
Racing tuvo su «veranito» alrededor de los 15 minutos del complemento con tres jugadas más o menos claras para abrir el marcador: en la primera Copetti no alcanzó a conectar un centro de Mena, en la segunda Álvarez sacó al córner un remate envenenado de Chancalay y en la última Copetti, otra vez, se anticipó al arquero en un centro y cabeceó apenas desviado.