La Academia venció a Tigre por 2-0 y se quedó con el Trofeo de Campeones. Fue el último partido del Chacho al frente del equipo de Avellaneda.
Racing Club aprovechó las únicas dos desatenciones defensivas importantes de Tigre en el primer tiempo, le ganó al Matador por 2-0 en Mar del Plata y se adjudicó la primera edición del Trofeo de Campeones, en el último partido como entrenador de la Academia de Eduardo Coudet.
Racing obtuvo su segunda estrella de la mano de Chacho, en un hecho que no se da hace poco más de medio siglo, gracias a los goles que convirtió el paraguayo Matías Rojas, a los 30 y a los 43 minutos del primer tiempo, con sendas asistencias de Walter Montoya.
Hasta el primer gol, pasó muy poco en el campo de juego del estadio José María Minella. El trámite fue parejo e intenso, pero tanto Racing, campeón de la última Superliga, como Tigre, vencedor de la primera Copa Superliga, tuvieron problemas para generar peligro en el área rival.
Fue una primera media hora de juego sin ocasiones concretas de gol, más allá de un balón perdido dentro del área, a la salida de un tiro de esquina, que el defensor de Tigre Ezequiel Rodríguez envió por encima del travesaño.
Racing, que no jugaba bien, se encontró con la apertura del marcador en una acción aislada. Donatti rechazó largo, y Montoya amagó y fue a buscar la devolución de Cristaldo, quien comenzó esa acción unos centímetros adelantado.
Al ex Rosario Central sólo le quedó correr hacia Marinelli y dejar en el camino al arquero rival con un pase hacia el centro del parea, para que Rojas empujara al fondo del arco.
Cristaldo inició el ataque por la derecha, Montoya corrió ante una defensa nutrida pero llamativamente desguarnecida cuando le jugaron rápido y Rojas entró por el medio para tocar a la red.
Racing no lo liquidó en el inicio del complemento porque Cristaldo no pudo capitalizar el regalo de Ezequiel Rodríguez. En los 20 minutos siguientes, padeció esa falencia, porque Tigre empujó con ganas, exigió a Arias y merodeó el descuento.
El arquero albiceleste tuvo que intervenir ante dos cabezazos, uno de Prediger y otro de Carlos Luna, y ante un zurdazo de media distancia de ese volante central que terminó impactando en el travesaño, cuando la lluvia había hecho su aparición en Mar del Plata.
El envión del equipo de Néstor Gorosito llegó hasta los 25, cuando Prediger vio su segunda tarjeta amarilla y Tigre quedó con diez jugadores.
Allí se acabó la historia de este último encuentro oficial para el fútbol argentino en 2019, porque el Matador, que venía en plena remontada en la Primera Nacional, se quedó sin fuerzas y Racing administró el encuentro desde ese momento hasta el silbatazo final de Fernando Rapallini.